Desde Dorantes no recibíamos un jazz tan cálido y sugerente. Nuevamente, desde San Juan (Puerto Rico) nos llega poesía en formato musical, textos enmarcados en rítmicas fusiones de Jazz y Músicas del Mundo, portadores de una exuberante multiculturalidad y unos majestuosos ritmos latinos. A golpe de piano, guitarra eléctrica y percusiones de todo tipo, el nuevo trabajo de la reconocida pianista Brenda Hopkins Miranda se hace querer y aterriza con quince bestiales cortes a bordo y con Aeropiano como título e introducción del álbum.
La más extensa de las composiciones presenta el CD. “Aeropiano” es la muestra de matices y posibilidades que el piano puede alcanzar en manos de Hopkins. Acompañada por percusiones y guitarra eléctrica, la pianista se deja llevar y el resultado es extraordinario. Maestría, luz y ritmo se dan la mano en una pieza sobresaliente. Increíble apertura.
El estilo más puro, el más arraigado de Puerto Rico, remonta el vuelo hacia nuestros oídos bajo el título “Boricua a bordo” y como pasara con “Aeropiano”, lo que consigue (y que no es poco), es llevar un trocito de San Juan al ambiente privado del oyente, haciéndole partícipe de las buenas sensaciones del lugar. Percusiones reservadas marcan el tempo a un piano vivo, arropador.
Boquiabierto con el Jazz aflamencado creado por Hopkins para “Cuesta de San Gregorio”. Piano, flamenco y Cuesta de San Gregorio… Vocablos que crean un vínculo, un enlace que hace inevitable reflexionar sobre una florecida tarde en Sevilla o Granada. No hay más, es mi tierra.
Ritmo latino a golpe de piano e improvisada guitarra eléctrica, la auténtica protagonista de “El Puente de los abrazos”. No hay más, tan sólo hay que dejarse llevar con el swing que marca la música. Brillante.
En una primera parte más amable que los temas anteriores, se presenta “Alma libre”. Sensaciones fluyen a través de los dedos de Hopkins, revelando frente al piano un cálido lamento, afectuoso, forjando un contexto de sosiego y paz, y reservando las energías y el Son para el segundo fragmento del tema, donde Brenda se recrea frente al piano. Es un deleite para nuestros oídos.
“Corozaleando” es la esencia de la improvisación en Aeropiano. Percusión y piano mantienen una conversación entrecortada, muy marcada por el tempo y por lo silencios del piano. Es imposible no pensar en la pianista explayándose con las teclas del instrumento.
Continuando en la parte más baja del piano, Hopkins interpreta “Westland Ave.”, donde nuevamente, percusión y piano se entienden a la perfección, pero esta vez, mostrando Hopkins un piano magistral, rápido, imposible… ¡Una maravilla!.
Hasta el momento, el tema más melódico (y se agradece). “Angela” es una composición romántica, afectiva, donde tan sólo existe el piano y nada más, ningún instrumento irrumpe en las bellas notas de la melodía, a excepción de la voz de María Argote Molina, algo hermoso, pero prescindible.
El noveno corte de Aeropiano continúa con melodías elaboradas, “Búscame en el viento” es una combinación perfecta de piano y chelo, procurando al tema un sonido profundo, emocionante, a pesar de la oscuridad que muestran las notas del piano. Reflexiva música…
“Vicent” está creada para cerrar los ojos y soñar. Manteniendo el misterio de principio a fin, Brenda vuelve a acudir al chelo como acompañante, además de una casi imperceptible percusión. El piano, in crescendo en emociones lentamente, instaura un ambiente de atractiva tensión.
Regresa todo el ritmo perdido. “Pa’lante” es un chorro de optimismo musical que consigue levantar el ánimo a golpe de piano, percusiones y guitarra. Acostumbrados a la musicalidad de los tres temas anteriores, éste se hace débil, pero no tedioso.
No me gusta este tipo de improvisaciones. Hablamos de “Cosmopista”. Muchos no estarán a favor de este comentario, pero es una falta de respeto a la juicio musical de los oyentes.
Tornamos a la grandiosidad de la melodía. “Tinto de verano”, que a priori podría sonar con energía, ritmo, fuerza, es todo lo contrario. Es melódica, bella, donde chelo y piano regresan a su particular aventura amorosa. El piano es delicado y brillante, mientras que el chelo es el portador de las emociones… ¡Fantástica composición!.
La más emocionante y vertiginosa de todas las piezas, alejada del jazz y una verdadera muestra de técnica pianista es “Hop Times”, donde Brenda no sólo tiene un protagonismo brutal, sino que invita también al chelo a presentarse con estilo y destreza. Es sin lugar a dudas mi pieza preferida en Aeropiano.
Cierra Aeropiano “Seven Mile Road” una pieza que deja un final sellado en el álbum, además de poseer la melodía más trabajada de todo el CD, es una de las más hermosas. “Seven Mile Road” es una de las grandes composiciones que encontramos en Aeropiano; sus notas llegan al alma. No esperaba un final así… ¡Grandioso!.
Aeropiano es más de lo que parece ser. Uniendo Jazz con World Music y New Age (¿por qué no?), la pianista Brenda Hopkins Miranda ha creado uno de los mejores y más completos álbumes del año. Aeropiano es emoción, técnica, sorpresas… y sobre todo, luz, mucha luz que brota de unas manos únicas, capaz de improvisar quince cortes que no dejarán indiferente a nadie. Aeropiano ocupará un importante lugar en Reviews New Age. ¡Enhorabuena, Maestro!.
reviewsnewage.com
06/03/15