«Spotify no existiría sin todos los Radiohead del mundo», avisa Jean Michel Jarre, representante de tres millones de autores en el mundo, aludiendo al gesto del líder de esa banda, Thom Yorke, que sacó su música del citado servicio de escucha en línea por lo que consideraba una remuneración injusta.
En una entrevista con Efe, el actual presidente de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC) opina que él y sus colegas han estado callados demasiado tiempo e invita a hacer «un ruido del demonio» frente a la enorme desproporción entre los ingresos que el sector musical digital obtiene con sus obras y el escaso margen que reciben a cambio.
Según un reciente informe de CISAC, en 2012 las sociedades colectivas de gestión de derechos de autor de todo el mundo recabaron un récord de 7.800 millones de euros. De ellos, solo un 4 por ciento (301 millones) procedían del sector digital, justo cuando tanto se habla de su imparable ascenso, sobre todo de servicios de «streaming» como Youtube, Pandora, Deezer o el mencionado Spotify.
«Entiendo a Thom Yorke«, dice Jarre. «Su actitud envía un mensaje y hace pensar a la gente, a todos los seguidores de Radiohead, y es que Spotify, sin todos nosotros, sin todos los Radiohead del mundo, no existiría«, advierte durante su participación en el Mercado Internacional del Disco y de la Edición Musical (MIDEM).
Intervención de Jean Michel Jarre en el MIDEM
Para el célebre productor y compositor francés, los resultados de 2012 constituyen «muy buenas noticias» y se producen, explica, por el trabajo realizado en los años anteriores en torno al mercado físico.
Eso no le impide ver la desproporción entre los ingresos de ese sector del mercado y el digital, que en 2012 suponía ya de media un 35 por ciento del total mundial y que, por ejemplo, en España ya alcanzaba el 46 por ciento en la primera mitad de 2013.
«Es algo que no podemos aceptar y es nuestra responsabilidad cambiarlo«, insiste Jarre, que aprecia que, con un reparto más justo, sus ingresos quizás serían de 12.000 millones de euros.
Volviendo al gigante sueco de la escucha musical en línea, sus responsables publicaron un informe en el que defendían que ellos solo retenían un 30 por ciento de los ingresos de cada escucha y que el pasado año su labor había permitido retornar 500 millones de dólares a la industria.
«Ellos no pueden decidir unilateralmente lo que nos dan. Hay que establecer una colaboración adecuada«, dice Jarre, que opina que se debe «adaptar el sistema a 2014«, a una industria con menos intermediarios, en la que los músicos siguen llevándose el mismo porcentaje de los ingresos digitales que cuando había que pagar a distribuidores y almacenes.
Para él, ante un horizonte tan limitado, muchos grandes valores no podrían cumplir su sueño de ser artistas. «Si J.K. Rowlin no hubiese tenido la esperanza de vivir de sus libros, que escribió mientras se ocupaba de sus hijos, Harry Potter no existiría«, opina.
«Piensa en MySpace hace 10 años, cuando era la única red social que había. ¿Dónde está ahora? ¿Quién quiere ser la próxima MySpace?«, añade en una apelación directa a los creadores de toda esta tecnología, a quienes considera «amantes de la música» que han desarrollado «un juguete con efectos colaterales«.
Jarre, que quiere ir «a Bruselas y a Washington» a explicar el punto de vista de los autores, es optimista. Cree que la defensa de la propiedad intelectual arraigará en el seno de la sociedad, igual que lo hizo la protección medioambiental en la que él estaba embarcado cuando compuso su célebre disco «Oxygène» (1976).
Hasta entonces, el método de presión queda a voluntad de cada artista. Sus discos, reconoce carraspeando, aún están disponibles en Spotify. ¿Ha considerado alguna vez hacer como Thom Yorke? «¿Por qué no?, me digo si lo pienso. Pero esa no es mi posición en este momento«, se excusa.
«Como artista y presidente de la CISAC, estoy más por tender puentes y articular comunicación entre todas las entidades en juego«, añade en tono conciliador este emblemático compositor, que quizás en abril dé los últimos toques a su nuevo disco.
Artículo original: Javier Herrero (El Diario)