El músico denuncia públicamente la apropiación indebida de sus derechos musicales.
Steven Cravis es un compositor de New Age instrumental con seis álbumes y 50 singles a sus espaldas. Su objetivo, como el de tantos otros, es el de obtener suficientes beneficios como para poder mantener su carrera musical. Así, en los últimos cinco años, sus trabajos han generado más de 100 mil dólares mediante el pago por descargas y la difusión de contenidos. Durante ese tiempo, Cravis contrató los servicios de TuneCore para gestionar la distribución y publicación de su música en las principales plataformas digitales de la red.
Tras sopesarlo seriamente, ahora ha decidido hacer públicos sus problemas con la compañía. Su principal temor era que como represalia, TuneCore pudiera intentar dañar su carrera. Algo lógico, pues todos los artistas se preocupan, en mayor o menor medida, de lo que pueda suceder con sus composiciones y su trayectoria en caso de hablar mal sobre la entidad que controla sus derechos. El hecho era que efectivamente TuneCore controlaba los suyos. Sin embargo, la situación ha llegado a un límite en el cual Cravis se ha sentido en la obligación de tener que hablar por sí mismo y en nombre de todos aquellos que no tienen voz, afirmando públicamente que si TuneCore intenta tomar represalias en su contra, éstas también serán aireadas públicamente.
Sus problemas comenzaron a raíz de dos movimientos que ha realizado la compañía recientemente y que, aparentemente y según Cravis, tienen como objetivo acaparar más derechos y beneficios de los artistas. El compositor considera que ambas actuaciones son totalmente ilegales. Según indica, TuneCore, que vio la luz como un proyecto para ayudar y proteger a los artistas, pretende ahora regresar al viejo modelo industrial de explotación de oportunidades: en primer lugar, ha decidido realizar una modificación retroactiva en los términos y condiciones de sus contratos de gestión de derechos; por otro lado, la compañía se está apropiando de esos derechos para controlar la música que Cravis tiene disponible en Youtube.
Hace unos años, el artista firmó un contrato (tras leer detenidamente las condiciones del mismo) por el cual TuneCore se haría cargo de la publicación de su música, acordando licencias no exclusivas para la difusión de la misma en programas de televisión, películas, videojuegos y un largo etcétera. Obviamente, esta disposición no exclusiva era muy importante para él. No hubiera tenido sentido que toda su obra fuera gestionada de forma unilateral por una única empresa. Muy al contrario, le convenía especialmente tener más de un agente de representación. Por este motivo TuneCore era una buena opción para asegurarse que su música estuviera publicada en las principales plataformas digitales sin que nadie, más allá de él mismo, pudiera obtener beneficio extra. De este modo, el hecho de unirse al programa de términos no exclusivos de la compañía produjo un efecto dominó en su carrera, teniendo que emplear tiempo, esfuerzo, energía y dinero alrededor de esa estructura de negocio no exclusiva.
Lo que Steven Cravis desconocía entonces era que TuneCore iba a cambiar esos términos de forma unilateral, haciéndolos exclusivos. De repente él (y potencialmente cientos de artistas) tendrían que abandonar otros acuerdos no-exclusivos para ceder sus derechos a la compañía, de forma exclusiva, a cambio de que ésta les siguiera prestando sus servicios. Si no les gustaba la modificación, podían irse. Sin embargo, eso último carece de sentido para Cravis. Como indica, un contrato legal es un contrato legal. En el caso de TuneCore haya decidido modificar las condiciones del contrato, ambas partes deben volver a ponerse de acuerdo en base a los nuevos términos. En el caso de no llegar a un entendimiento, todo debe seguir tal cual estaba inicialmente, sin ninguna modificación, al menos hasta el final de la duración del contrato.
Es decir, inicialmente le ofrecen no exclusividad, para acabar cambiando las reglas del juego meses más tarde. No contentos con eso, para intentar alcanzar un acuerdo, con unas condiciones que en situaciones normales un artista nunca aceptaría, amenazan con dejar de prestar sus servicios a Cravis (con el consiguiente impacto que supone dejar de utilizar sus servicios y tener que buscar una nueva compañía gestora, amén del consecuente coste de tiempo, dinero y esfuerzos. Por ejemplo, se vio obligado a finalizar su contrato con PumpAudio / GettImages y su presencia en LicenseQuote para poder conservar las colecciones que tenía publicadas con TuneCore). Según el artista, la empresa señala además que no existe posibilidad alguna de realizar otro contrato. O se siguen sus nuevas reglas o se niegan a continuar prestando el servicio que acordaron inicialmente, sin preocuparse lo más mínimo por el impacto que esto pueda suponer para su negocio o el del resto de artistas.
Como se mencionaba anteriormente, Steven Cravis también ha denunciado públicamente la utilización no autorizada de sus derechos de propiedad intelectual en YouTube. En febrero de 2013 el artista comenzó a preguntar a TuneCore sobre su futura presencia en Youtube, consciente de la importancia que supondría para su carrera. La respuesta que recibió por parte de la compañía fue tajante: TuneCore no trabajaba con Youtube aún, pero si en algún momento lo hacían, Cravis tendría también representación en la plataforma de vídeos. Las solicitudes del artista se repitieron durante varios meses, pero la respuesta era siempre la misma: TuneCore no proveía ningún servicio con Youtube y si lo hiciera, sería un servicio opcional que el artista podría o no aceptar. Por ese motivo, Cravis decidió negociar con otras empresas que sí pudieran representarle en Youtube. Sin embargo, el pasado 11 de diciembre, TuneCore junto con la empresa »InDMusic», se apropió de sus derechos en Youtube, sin ninguna autorización por parte de Cravis. Éste, tras contactar con ellos suponiendo que se trataba de un error, recibió la peor respuesta posible. Le gustase o no, TuneCore gestionaría tanto sus derechos como sus beneficios en Youtube.
El propio músico ha comunicado a Reviews New Age que, su intención siempre ha sido y seguirá siendo que el público pueda seguir disfrutando de su música en Youtube, no teniendo nada en contra de la política de la plataforma de difusión de vídeos.
Por todo lo anterior, el artista solicita valiente y públicamente, en su nombre y en de miles de artistas, que TuneCore vuelva a su política inicial, en lugar de pensar que pueden jugar con su trabajo y su carrera sin que se den cuenta o sin que luchen por sus derechos.
Artículo original por Paul Resnikoff: Digital Music News.