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La naturaleza tiene su música, notas que surgen de la mente al vislumbrar un escenario que tan sólo en sueños se puede imaginar. Zion and Bryce Canyon Soundscapes es el nuevo trabajo de Jill Haley, un álbum escrupulosamente diseñado, mimado hasta el último detalle y con el único fin de hacernos soñar… y por qué no, volar; una música de corte clásico, inspiradora y de una belleza arrebatadora. Cabe señalar que el diseño se aleja del típico digipack o jewel case que acostumbramos a ver, Jill presenta el álbum en un interesante formato libro, donde se capturan las imágenes que le inspiraron para componer este trabajo, escenarios de los parques naturales de Zion y Bryce Canyon (Utah); cada pieza es acompañada por la bella imagen y la descripción de la zona. Para que la majestuosidad de Zion y Bryce Canyon penetre con fuerza en el oyente, Haley acompaña sus instrumentos de vientos con la guitarra de su marido, David Cullen, el cuerno inglés de Dana Cullen y el chelo de Graham Cullen; todo un entramado de melodías que nos mantiene expectante y nos hace llegar el aroma de esas colosales vistas.
El dúo de Dana Cullen y Jill Haley abre el álbum. “Floating in the Narrows” se inspira en el Zion National Park y con tan solo dos instrumentos, se crea una complejidad musical fascinante, dejando que cada uno de ellos realice su papel. El piano brota como el agua de entre las rocas, mientras el cuerno francés acaricia las montañas con su brisa. Me hipnotiza!.
Para “Hoodoo Silhouettes” se inspira en Bryce Canyon National Park, un espectáculo visual donde la erosión ha modelado la roca en formas asombrosas. El trío formado por el chelo, el piano y el cuerno inglés describen la paz y la claridad del escenario. Una música, que al igual que el paisaje que representa, invitan a escaparse, a evadirse. Sin duda, logra parar las agujas de nuestro reloj.
De regreso al Zion National Park, “Watchman Trek” nos presenta un piano más entusiasta y convincente, que acompañado por el oboe de Jill Haley, conforman un música clara, optimista, libre de tensión y con un sutil encanto.
Con una música que navega con dulzura y prolonga sus acordes con sentimiento, se presenta “Sunflower Cantilena”, una pieza que invita a la inspiración, a crear quimeras. El piano repite el toque variado de acordes, mientras los cuernos inglés y francés interpretan una de las melodías más profundas y relajantes de todo el álbum. La paz y la calidez que transmite “Sunflower Cantilena” son muy intensos. Otra de mis preferidas.
Conservando el mismo carácter que el track anterior, “Cerulean Sky”, es un plácido tema que describe la inmensidad del cielo y la inmensidad de la roca virgen en el Zion National Park. Por primera vez, aparece David Cullen con su guitarra y el bajo, acompañado de Dana y su cuerno francés. Jill Halley compuso esta pieza tras maravillarse por el contraste creado por el color azul del cielo y el color rojizo de las montañas.
Como extraída de una película del Oaeste, nace “Queen’s Garden”, y así regresamos al Bryce Canyon National Park, un espacio agreste, donde el color de la roca y las montañas predominan sobre algunas pinceladas verdes de despojadas y delgadas coníferas. Otra de las grandes composiciones de Zion and Bryce Canyon Soundscapes, “Queen’s Garden” es delicada, la luminosidad de su melodía crea una fuerte alianza entre el oyente y el paisaje. Me gusta!.
Más fugaz y trepidante en comparación con las últimas piezas escuchadas es “Tumbling Desert Waters”, el agrado de ver como una cortina de agua cae entre las secas rocas del parque invitan a Jill a componer esta grácil pieza, interpretada por un activo piano y un alegre oboe.
“Spilled Sunshine on Red Rocks” es una de las piezas que pueden sorprender en este álbum. Describe el amanecer en Bryce Canyon National Park, cuando los primeros rayos de sol bañan las rojas rocas. Ciertamente, una de las piezas más alegres y seductoras de todo el CD, David Cullen realiza con alegría el rasgueo de acordes rápidos y Haley le acompaña con el penetrante sonido de su oboe. La sorpresa es mayúscula cuando Cullen ejecuta un solo de guitarra que dialoga perfectamente con el oboe de Haley. Es magnífico!.
Una música que apela a la soledad, al momento necesario de permanecer sólo y exclusivamente con nuestros pensamientos, así es “Paria Point”, un paraje de Zion National Park, donde predominan zonas verdes y senderos hacia las monatñas. Sólo piano y cuerno inglés, ambos interpretados por la propia Jill Haley, que juntos, dan vida a una música de fuerte carga emocional.
Para cerrar los ojos, agudizar los sentidos y dejarse arrastrar por el encanto de su música, así es “Navajo Loop”, un tema interpretado a dúo por Haley y David Cullen. La dulzura y el sentimiento brotan de cada nota, acariciándonos, haciéndonos soñar. Un pieza inspirada en un sendero entre montañas en Bryce Canyon National Park,
Entretenida y una de las más complejas piezas en este álbum es “Emerald Pools Mist”, donde un cuarteto formado por Whistler, piano, guitarra y oboe, interpretan una pieza juguetona y con cierta gracia, muy introducida en el género neo-clásico, “Emerald Pools Mist” es una de mis favoritas!.
Un estupenda forma de cerrar el álbum con algo de fuerza y arrojo. “Waves of Wind” mezcla ritmo con solos de instrumentos realmente interesantes, especialmente la guitarra de David Cullen. Un verdadero contraste, con algo de rock, comparado con todo el carácter ofrecido en el CD. Un sorpresa para finalizar!.
Zion and Bryce Canyon Soundscapes ha sido un verdadero descubrimiento. Jill Haley es una destacada artista y una habitual en las producciones de Will Ackerman, pero poder disfrutar de producciones escritas por ella, es sin duda, algo fantástico. No cabe duda de que Zion and Bryce Canyon Soundscapes es un álbum que adquiriría sin pensar, tan sólo escuchar la calidad de las composiciones, esa ligera acaricia al género neo-clásico y la fuerza con la que su música es capaz de trasladarnos hacia otro lugar del mundo, son puntos clave para decir que este álbum merece la más altísima de las valoraciones. Enhorabuena Maestro Haley!.
reviewsnewage.com
31/10/12